La ciencia está detectando un declive de los virus marinos. Su abundancia está disminuyendo de forma contínua coincidiendo con un aumento progresivo de la temperatura y tb de la transparencia del agua, junto con una reducción significativa de los nutrientes y la biomasa de fitoplancton. Unos cambios que transforman el ecosistema marino en un ambiente más prístino y sin alteraciones.
Esta disminución sostenida y sin precedentes de virus marinos en el Mediterráneo noroccidental está siendo investigada desde hace dos décadas por un equipo liderado por el Institut de Ciències del Mar del CSIC. Y lo hacen en la Bahía de Blanes, donde han observado que se trata de una señal clara de que el cambio global, y en especial el climático, está reconfigurando incluso las comunidades microbianas más diminutas, aquellas que son invisibles al ojo humano pero esenciales para el funcionamiento de los océanos.
Los virus marinos cumplen funciones críticas en los ecosistemas: regulan las poblaciones microbianas, reciclan nutrientes y pueden favorecer el transporte de carbono hacia el fondo del océano, un proceso clave en la regulación del clima global. Y es que si los virus marinos disminuyen, también se modifica la manera en que los nutrientes circulan en el océano, lo que puede afectar no solo al equilibrio de los ecosistemas costeros, sino también a actividades humanas como la pesca, de las que dependen sociedades enteras en el Mediterráneo.