Los episodios climáticos extremos pueden causar un alarmante descenso de insectos según dos nuevos estudios liderados por el CREAF, Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales.
El equipo de investigación constata que los microclimas que se dan en el bosque —con zonas de diferente temperatura, sombra o humedad— pueden aliviar los efectos del cambio climático sobre los insectos. Pero, pese a ello, si se cumplen los peores escenarios de calentamiento y aumenta la frecuencia de los fenómenos meteorológicos más intensos, como olas de calor superiores a 40 °C combinadas con sequía, las “reglas del juego” cambian y podría haber un alarmante descenso de insectos, donde incluso estos refugios climáticos podrían perder su efecto protector, colapsando poblaciones de insectos como las mariposas.
La investigación se ha llevado a cabo durante cuatro años con dos especies de mariposas comunes en Cataluña y ha comprobado que la elección del microhábitat —más soleado o con más sombra— de la mariposa blanca verdinervada y la blanquita de la col para poner huevos determina su supervivencia frente a las olas de calor.
En la investigación también han participado el Instituto de Investigación en Biodiversidad y el Museo de Ciencias Naturales de Granollers.