Pocos
pueden decir en esta industria voraz e instantánea, donde los éxitos de hoy
serán cenizas mañana, que han sido libres a nivel creativo y su obra ha
perdurado en el tiempo durante, digamos, al menos los últimos cinco años. Es el
caso de Dellafuente, quien desde que se presentó allá por 2015 con un sonido
que sea anticipaba a la gran tendencia de la música juvenil actual –el cruce de
flamenco con sonidos urbanos-, ha hecho lo que le ha dado la gana, sin que
ello significara perder la atención de sus fans, cada vez más y más diversos.
‘Lágrimas
pa otro día’ apenas dura 20 minutos pero es un tratado de cómo con talento y
una visión propia hoy día en la música no hace falta portar la bandera de
ningún género. El granadino salta con soltura de su sello seminal, el
flamenco ‘traperizado’, a un nuevo pop electrónico y elegante de la mano de las
estrellas en ciernes Rusowsky y Ralphie Choo, y de ahí se lanza al nuevo género
de moda global, los corridos tumbados, junto a un personaje del que pronto
empezaremos a escuchar más, Vatocholo, con sangre mexicana y residente en
España.
Ancho
es el cielo al que mira Dellafuente, su futuro es tan prometedor como lo ha
sido hasta ahora su carrera, y lo más importante es que él será quien decida
hacia dónde va su camino.
Decir eso hoy día es el privilegio de unos pocos elegidos, quienes marcan el
paso de una revolución sonora sin precedentes.
José Fajardo