Magia sin efectos especiales. Eso es lo que lleva haciendo Nacho Mastretta desde hace más de treinta años, cuando comenzó a dar sus primeros pasos como músico. A día de hoy, pocos nombres propios generan tal alquimia en la música contemporánea española: casi como un equilibrista que sortea las fronteras entre el jazz, el swing, la música sideral y la BSO de constantes películas imaginarias; el barcelonés es un auténtico relator de sonidos, y uno de los generadores de imágenes más nítidas sin necesidad de abrir la boca.
Pero lo mejor de Mastretta es que, quizás, es uno de esos músicos que se toman los ‘encargos’ como proyectos propios. Son tan importantes álbumes suyos como “Melodías de Raos X” o “¡Vivan los músicos!” como bandas sonoras para películas como “El Gran Vázquez”, “Muchos hijos, un mono y un castillo” o “Torremolinos 73”, entre muchas otras, que han ayudado al músico a forjar una identidad sonora y un universo narrativo y expresivo que hacen que su obra no solo no entienda de fronteras cuando ‘se le encarga’ una BSO o ‘publica un álbum bajo su nombre’: en Mastretta, todo es parte de un todo.
Como también lo ha sido uno de los proyectos más estimulantes en los que participó en la última década (y no son pocos): “Birlibirloque”, espectáculo de magia protagonizado por el prestigioso mago Jorge Blass, y para el que Nacho Mastretta no solo compuso la música de dicho show, sino que dirigía en directo una orquesta con algunos de sus aliados habituales, y también de los mejores músicos de este país: Miguel Malla, Marina Sorín, Diego Galaz, Luca Frasca, Coke Santos, Pablo Navarro y David Herrington.