Comenzamos con Moncho el rey gitano del bolero que se fue al
otro barrio poco antes de recibir un homenaje en su casa, Barcelona. Lo recibió
en el potaje de Utrera, allí donde donde los flamencos llaman cuplé a todo lo
que viene de América. Rescatamos Encadenados con la guitarra de Tomatito.
Tete Montoliu y Mayte Martín formaron una extraña pareja.
Tete nunca quiso reconocer que Mayte es una flamenca; y Mayte mantuvo casi en
secreto su relación bolerística con uno de los grandes pianistas de jazz del
universo porque quería ser reconocida antes como cantaora. Además, Tete llevaba
décadas sin tocar boleros. Total que la relación entre Mayte y Tete era muy de
bolero, de esos boleros en los que la metáfora es tan gorda que nadie se la
cree... pero no importa porque ahí lo que cuenta es arrimarse y bailar al baño
maría.
El repertorio de Chavela Vargas es un género en sí mismo. La
vida de Chavela fue de bolero. “Agustín Lara era el único que me llamaba
Isabel” me dijo un día con su melodiosa voz de caverna. Su compadre José
Alfredo Jiménez era el mayor compositor de rancheras y sin embargo Chavela se
llevaba las canciones a una cantina desnuda, sin mariachis.
Martirio también practica eso de convertir los repertorios
en un pedazo de su personalidad y lanza un órdago en forma de tres flamenco,
una sonoridad soñada y olvidada, entre tequila y tequila.
Rocío Márquez hace Luz de Luna a través de El Cabrero, otro
flamenco que fue libre antes de ser flamenco y fue flamenco porque no podía
evitar ser libre. Rocío construye otra senda para la memoria de la canción.
Identificamos el bolero por una época en la que no había
rock and roll, no es verdad. En las discotecas, había una pista de “lento”
donde convivían los boleros con los baladistas italianos. Ahora el panorama “indie”
es tan triste y tan lento -perdón-... la mayoría de las canciones “indies” son
tan tristes y tan lentas... que algunos consideran la posibilidad de que el
trap y el reggaetón sean una forma de arte. Dicho eso, hay pocos compositores
que sean capaces de hacer canciones lentas y bailables. Se Fue es un bolerazo
de Fraskito que cantó La Negra en su primer disco.
La copla y el bolero se distinguen, a veces, en que mientras
el bolero se canta como algo personal, el compositor de copla suele entonar la
narración con un cierta distancia. No se fíen que la cosa no está muy clara.
Buika canta el drama de “Mari Carmen” y Naike Ponce le canta a “Mari Cruz”,
maravilla de mujer. Cuenta Buika que ella nunca ha cantado flamenco que pa
cantaora ya tenemos a Remedios Amaya, que se canta una de Alberto Cortez En un
Rincón del Alma.
Caetano Veloso recupera un monumento a la cursilería,
Capullito de Alelí, que transforma en un chachachá posmoderno. Rancapino no
suele cantar boleros, no es lo suyo, porque lo suyo es ese flamenco que es más
grande que la vida misma, pero Ranca nos deja un regusto agridulce en la
memoria.
Recuperamos otro clásico contemporáneo. Fito Páez compuso Un
Vestido y Un Amor para Cecilia Roth y aquel fue el disco más vendido de la
historia del rock argentino “El amor después del amor”. Tomás de Perrate la
hizo suya y la retituló como Te Ví inconsciente de que la canción era un himno,
lo hizo en su álbum Infundio, producido por Rycardo Moreno. A pesar de las
bondades del disco la discográfica desapareció y ese disco es leyenda. Otro
infundio.
Así son las cosas del querer y del triunfar. Jerry González
fue el verdadero artífice del triunfo de Bebo & Cigala, Jerry se trajo a
Madrid su “obsesión” por la rumba y el jazz y acabó en Siniestro Total.
Diego Amador canta: “Hoy mi playa se viste de amargura,
porque tu barca tiene que partir, a cruzar otros mares de locura. Cuida que no
naufrague en tu vivir”.
La flor es para Moncho, Jerry González, Alberto Cortez,
Lucho Gatica, Bebo Valdés y Rafa Notario.