Benny Moré nos muestra la manera de ser sublime y estar al día. Cuando algo se pone de moda (y el chachachá fue una moda muy potente) los artistas tienen que lidiar con el público que les exige el sonido del momento. El Benny consigue la cuadratura del círculo en No Quiero Rumba, Yo Quiero Chachachá, una composición con la que consigue grabar una rumba del diablo y encajarla en eso que está solicitando el público. En esta sesión, tan disparatada como el chachachá, pasamos por Africa (Baloji, Las Maravillas de Mali y Africando) por los "sweet dreams" del pop de Sam Cooke a Caterina Valente, pasando por David Byrne para llegar a las cuban jam session del sello Panart, unas sesiones que cambiaron la historia de la música latina. En mitad de Perfidia aparece el disco español del jamaicano nacido en Cuba Laurel Aitken, una leyenda del ská. Abelardo Barroso y Marc Ribot en las huellas de Arsenio Rodríguez.