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Esta selección musical gira en torno a la llanería, a la
música llanera venezolana, muy vinculada también al llano de Colombia, nuestra
hermana nación. La música llanera en el contexto urbano de Venezuela tiene
mucho que contar y que decir.  Hacia 1958, cuando cae la dictadura de
Marcos Pérez Jiménez la música llanera, con un tinte marcadamente nacionalista,
producto del tiempo que le había tocado vivir bajo ese dominio dictatorial
ocupaba espacios en la radiodifusión venezolana y convivía muy tranquilamente
con las rancheras, con los tangos, con las rumbas, con todo lo que llegaba a
territorio venezolano desde el Caribe y en general de toda la América latina. Y
hubo voces emblemáticas, géneros musicales dentro de la llanería, muy
emblemáticos y que identifican esa etapa de la década de los años 50 y aún de
los 60 que vivió la música del llano venezolano antes de irse transformando,
evolucionando, recreándose a sí misma y generando nuevos valores.

¿Por qué decimos música de llano y además incorporamos ese
vocablo "urbano" si sabemos que la música del llano pertenece más que
todo a la ruralidad de la nación? Lo decimos porque precisamente con el
advenimiento de la democracia hacia 1958 comienza a producirse un fenómeno
migratorio bastante importante desde el llano y desde otras zonas rurales hacia
los grandes centros urbanos, especialmente la ciudad de Caracas y también hacia
Maracaibo, Puerto La Cruz, Valencia, Barquisimento, o sea, capitales grandes de
estados venezolanos y sobre todo la capital de la República. Comienza la
canción llanera a mimetizarse en sus creadores, sus compositores, sus
ejecutantes músicos con una nueva realidad, que es la realidad urbana. Por eso
vamos a poder sentir diferencias notables entre los cantos de Adilia Castillo,
de Mario Suárez y de Magdalena Sánchez, por lo que hablamos, de esa vinculación
de lo rural y de lo urbano a través de la música del llano.

Con la Sinfonía en el Palmar de Juan Vicente Torrealba, un
personaje determinante en la música del llano y en la música popular venezolana
en términos generales entramos en ese terreno de ya no una música de llano tan
cargada de nacionalismo, pero sí de crónica, de postales de la vida del lanero,
que es dura, muy dura pero también muy alegra y llena de vivencias. Al final de
la selección volvemos a los predios de Torrealba con la voz inolvidable de
Oscar Martínez un excelente conductor de la televisión, poeta y declamador
venezolano.