Al elaborar esta sesión he
vuelto a escuchar, una tras otra, las obras musicales del flamenco que me
cautivaron. Los sonidos que configuraron la banda sonora de mi infancia. Las
voces y los sentires que despertaron en mí esta pasión por el flamenco y me
hicieron llorarlo sin tener aún la capacidad de comprender porqué.
La foto que ilustra la
sesión es de una de las personas que me llevaron de la mano, sin pretenderlo,
por ese camino misterioso y mágico de la emoción que la música aflora como
ninguna otra cosa puede hacerlo.