Se
rescatan los singles de los Doors publicados en glorioso sonido mono.
En
2017, se celebraban los 50 años del estreno de los Doors. Entre los
lanzamientos conmemorativos, merece atención especial The Singles, que reúne
los veinte discos de 45 rpm editados durante la vida de los Doors. Tendemos a
olvidar que The Doors no eran únicamente una banda contracultural: hacían proselitismo entre la franja más juvenil de sus oyentes, editando singles que sonaban en las emisoras del Top 40 y las
rockolas.
La
escucha de los singles revela que The Doors solían alternar un tema fuerte
(cara A) con una balada o pieza poética (cara B). Al principio, cedieron a las
presiones de la industria y sacaron una
versión truncada de “Light my fire” que
les convertía casi en un grupo de rock de garaje. Más adelante, se rebelaron e
incluso publicaron en single “The unknown
soldier”, inevitablemente vetado en las emisoras convencionales: incluía la
escenificación de un fusilamiento y eso recordaba que el país estaba en guerra
en el sureste de Asia.
Lo
más notable es la posibilidad de escuchar a The Doors en mono. A lo largo de
casi toda la década de los 60, los discos para radio o jukebox se editaban en
monoaural. Era el sistema preferido por músicos y productores; cuando se
requería una mezcla estereofónica, lo
veían como un incordio; se hacía a última hora, generalmente a cargo de un ayudante.
A
los Doors les venía bien el mono: eran mezclas macizas, donde se desvanecían las diferencias estilísticas
de los instrumentistas (el punto bossa
nova-jazz del baterista, la querencia clásica del teclista, la formación
académica del guitarrista). Además, como
explica Bruce Botnick, que se ha
ocupado de la remasterización, “el monoaural es sublime, nada de instrumentos
que se mueven de un lado a otro, nada de baterías omnipresentes; es una mezcla
que puedes escuchar en cualquier parte
de una habitación sin que cambie el equilibrio logrado en el estudio.”
Así
que ese es el menú de hoy: los 14 temas en mono que los Doors publicaron en sus
singles de 1967-69. Volumen al máximo y escuchen con atención: tienen
suficientes diferencias con las versiones estereofónicas –a veces, incluso suman unos segundos extra– para considerar que estamos ante una experiencia fresca.