Era un pianista increíble y se llamaba
Mark Alexander Dimond. Era de Philadelphia, aunque pasó su adolescencia y
juventud en Nueva York. Dimond se crió en el lenguaje del jazz como pianista,
más cerca de Thelonius Monk que de Oscar Peterson, pero con un enorme cariño
por la música latina. Su padre, al fin y al cabo era cubano, aunque abandonado
desde niño, nunca usó su apellido castellano. Y vivió una vida corta, siempre
entre dos líneas de acción: la salsa y el rhythm & blues. Y hoy les
hablaremos de esa segunda línea a propósito de su álbum de 1975 The Alexander
Review. Bienvenidos a La Hora Faniática.