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Description

En italiano es una mujer hermosa, en nuestro idioma un veneno mortífero.
Un ejemplo irrefutable de que ambas lenguas coinciden en lo esencial
Ambrose Bierce 





Escribía el Dr. Watson que una de las limitaciones de Sherlock Holmes era su desigual conocimiento en botánica pero que estaba al corriente de la belladona y el opio. Queremos imaginar que la reconocida misoginia del detective de Baker Street no le impedía indagar en el más diabólico de los envenenamientos de herbolario. Los efectos mortíferos de esta planta están bellamente en un manual que Sherlock no pudo leer. Escribía Arias Carbajal que los síntomas se presentaban con rapidez, que tras la ingesta, se producía una inmediata dilatación de las pupilas, y que de repente, aparecía una repentina sequedad bucal, luego, a la víctima le sobrevenía un ardor interior, seguido de vértigos, delirios, alucinaciones y para rematar el envenenado rompía a bailar con movimientos desenfrenados.
 



Juzguen ustedes pero estos efectos de la belladona parecen similares a los de un enamoramiento súbito y frontal. Amor y veneno. ¡Qué crueles maldiciones! Y la mujer en medio, bella y punzante, como las diosas que componen este vademécum musical redactado por DJ Andy Grey. Como todos los antídotos eficaces contra ungüentos botánicos, se debe conocer alguna contraindicación: la escucha provoca una ligera contradicción articular, nunca espasmódica. Actúa contra todos los síntomas de la belladona, salvo la capacidad de esta planta en aumentar el deseo sexual. No teman a la muerte ni a la petit mort.