Tote King no es un rapero al uso. Sus letras, según él mismo
admite, están equilibradas entre el flow más escurridizo e ingenioso y la
observación del panorama social y político. Ahora con 78 reconoce haber llegado
a un umbral muy avanzado de madurez y consolidación de su estilo.
Es más, considera haber abandonado el nihilismo que planeaba
sobre sus espectativas políticas. Desde hace algún tiempo vuelve a estar
ilusionado con un equipo político, con gente que “tiene una mirada parecida a
la nuestra, que es de mi generación, que están preparadísimos, que no son
viejos desdentados, arrugados y sin pelo que hablan de macroeconomía y de los
que solo intuyes que te van a follar a gusto”.
Y no, no todo es política, hablamos con él de música, de su
pasión por el jazz y del gran trabajo que ha hecho Baghira en este disco con
las bases de la guitarra flamenca, un género al que se había acercado en una
ocasión anterior pero que ahora borda junto al Canijo de Jerez.
