Leonard Cohen,
el poeta sagrado de nuestra generación, nuestro maestro del lenguaje interior,
nuestro cantor del fuego sagrado, nuestro profeta del corazón. Tú, que nos
diste la profundidad del viaje en esta vida. Tú, que nos diste el recogimiento
hacia nuestros corazones. Tú, cuya voz sagrada dio consuelo y paz a nuestras
almas. Tú, que desvelaste el misterio de la verdad. Nuestras lágrimas son
plumas que vuelan contigo en el viaje a la Casa Infinita del Alma. Hasta
siempre, amado Leonard.