Txarly Brown abandona su zona de confort para atravesar el umbral del rock andaluz en viaje lisérgico sin parangón. Achilitime psicodélico e hipnótico que se aleja de la rumba para caer en la marmita del laberinto guitarrero alucinógeno. A partir del éxito populista de los sevillanos Derby Motoreta's Burrito Kachimba, nuestro prescriptor indaga en una escena oscura, que nace en las probetas de Bandcamp y se amplifica en la radio nacional. Lejos quedan los fanzines y la militancia de tribu urbana en la que uno se documentaba con fundamento o, en su defecto, los textos del maestro Luis Clemente. En este potaje cabe todo a modo de muestrario panegírico.
De la psicodelia extenuante algecireña editada en Suecia de Atavismo, al pop rock garagero de los almerienses Compro Oro. La influencia no sólo se limita a Triana, Gualberto, Smash, Storm y todo el rock andaluz de hace 40 años. Aquí también encontramos trazas de krautrock en Melange, brotes de mercadotecnia multinacional epatante en Fuerza Nueva (Planetas + Niño de Elche) y hasta gipsy rock deconstruido de Grecas en Pony Bravo. También se adscriben a este viaje Hijos del Trueno, neorumbismo santanero barcelonés despachando versión krishna rock de George Harrison, My Sweet Lord (1970), o He's So Fine de The Chiffons (1962), tanto monta. ¿Existe un puente entre RumbaTarumba e Hijos del Trueno? Aún hay más.
The Knack resucitan en Los Estanques madrileños con Joder, y la sesión acaba con el techno punkrock raver andalusí que lo peta en redes: Califato 3/4. Por el camino también escuchamos a los sevillanos Quentin Gas, a los madrileños Mohama Saz, o a los vigueses Cró! En otros tiempos los reunirían a todos ellos en un festival de tres días en Chaouen bajo el lema "Nueva Goma: el mileranismo achilifunkil kinkidelico va a llegar". ¡Fumemos!