Entre los grandes subgéneros de terror desaparecidos había uno que goza de muy poca atención y que no ha tenido apenas revival, el Psycho Biddy (algo asi como vieja urraca zumbada). Fue un género de explotación surgido de la aclamación de taquilla y crítica de la magnífica “¿Qué fue de Baby Jane?” del 62, que establece las bases que serán replicadas con más o menos atino hasta mediados de los setenta. Estas señas de identidad era: mujer o mujeres de alto copete que viven en grandes mansiones o casas (normalmente sureñas, la amplitud favorece en home invasion lógicamente), interpretadas por otrora grandes actrices venidas a menos y buscando una tercera carrera (Bette Davis, Joanne Crawford, Olivia de Havilland etc.), con una estabilidad mental compleja debido a un acontecimiento terrible de su pasado, que muchas veces reciben luz de gas por la gente que las rodea y que en el tercer acto habrá una revelación increíble. Todo esto aderezado con trucos de terror de Guignol, cabezas y brazos amputados etc.