La historia iba más o menos así, ya nadie se acordaba de los resultados de su equipo de futbol, se cancelaban estrenos de películas todas las semanas y en cada telediario había un nuevo sector que se movilizaba contra la situación de abandono y ruina inmediata a la que les abocaba la pandemia; hoy los artistas ambulantes, mañana el campo, pasado el pequeño negocio, representantes de la cultura, asociaciones de técnicos de sonido...etcétera etcétera cada día nos despertábamos sin saber qué podíamos hacer y que no, cada vez más enfermos o más locos, más solos y cabizbajos en un mundo de cifras y expertos, al que los gurus del diluvio universal también habían sido invitados. Los nombres de los estados americanos circulaban por los televisores concediendo a un u otro candidato los resultados del voto por correo Y mientras tanto la gente hacía acopio de normalidad frente a los escaparates de las tiendas conformádose con que el gobierno, no sé, dios, la pandemia, le dejase celebrar en paz La Navidad.
Hoy traigo un episodio muy otoñal...como de mirar llover con una infusión y es que he pensado que nos venía bien a todos un paseo bajo la lluvia y un poco de calma.
Entre las historias de hoy encontraréis un baúl lleno de palabras, una serendípia, una librería mítica y una noche en un cine.
¿Cómo está llegando vuestro otoño?
La Ilusionista
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