Hasta ahora Pablo ha reprendido los problemas de pleitos, divisiones e inmoralidad que habían dentro de la iglesia. Pero los Corintios habían llegado a tal punto en su orgullo, que ya no les bastaba estar peleando dentro de la iglesia sino que estaban defraudándose y llevando sus demandas a las cortes de los incrédulos.
En lugar de perdonar y solucionar los problemas de forma amorosa dentro de la iglesia, estaban buscando oportunidades para ofenderse públicamente en tribunales civiles. Al hacer esto, estaban pecando, siendo de tropiezo y de mal testimonio para los incrédulos.
Pablo reprende esta conducta recordándoles que un día los creyentes juzgaran al mundo y ángeles, y por tanto es absurdo que ellos sean incapaces de juzgar las cosas de esta vida. También les recuerda, que vivir en pecado, era algo que correspondía a su vida pasada y no puede ser el estilo de vida de un genuino heredero del reino de Dios.
Dios nos esta preparando para las tareas que un día desempeñaremos en Su reino. Por tanto aprendamos a resolver nuestros conflictos de forma madura, dentro de la iglesia y con la sabiduría que proviene de la palabra de Dios.
