Al habernos arrepentido de nuestros y puesto nuestra fe en Cristo Jesús fuimos hechos libres de la esclavitud del pecado y Dios nos concedió vida eterna. Esto no por las buenas obras que hubiéramos hecho, sino por su gracia y misericordia. Esto significa que nuestra salvación descansa completamente sobre el regalo no merecido de Dios para nosotros. Y aun cuando en ocasiones pecamos, nuestra eternidad esta segura por la obra redentora de Cristo. Sin embargo, debemos de tener cuidado de no tomar esta gracia y libertad que hemos recibido, como una excusa para pecar. El pecado siempre traerá efectos destructivos y dañinos sobre nuestra vida. El pecar en el área sexual es una de esas áreas donde los efectos son particularmente devastadores. Ya que desagradamos a Dios y pecamos de manera dañamos y corrompemos nuestros propios cuerpos. Es por debido a esto que Dios en su amor tan grande nos advierte con respecto a las consecuencias de la fornicación y nos enseña a como vencerla de manera que podamos glorificarle en el área sexual. Dios compró nuestras almas con la sangre preciosa de Su Hijo Jesús, por tanto vivamos para El y no para satisfacer los deseos de la carne.