Listen

Description

En este programa queremos reflexionar sobre un principio bíblico elemental que durante la Reforma protestante –de la que recordamos este año el 500º aniversario– fue resaltado especialmente: Sola gracia – solo la gracia. ¡La salvación es únicamente por la gracia de Dios!
Cuando la Biblia habla de la gracia de Dios, no quiere decir que Dios sea gracioso o cómico. Más bien la gracia tiene un trasfondo trágico: el pecado del ser humano. La humanidad entera –y cada individuo– se ha hecho culpable delante de su Creador. Egoísmo, injusticia, perversión, falta de perdón, infidelidad, etc. contaminan y destruyen las relaciones entre nosotros y con Dios. Ya que Dios es justo, cada pecado merece su castigo.
Ahora, ¿qué podemos hacer para apaciguar a Dios? ¿Qué rituales, sacrificios o buenas obras podemos practicar para justificarnos delante del Santo? ¡Ninguno! Aun con toda nuestra fuerza de voluntad, no lograremos ganar su aprobación. Jamás vamos a alcanzar el estándar de la santidad y justicia de Dios. ¡Somos culpables!
Nuestra única esperanza es la gracia, la misericordia de Dios. Gracia significa absolución a pesar de la culpabilidad probada. “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús” (Romanos 3:23-24).
Las Buenas Nuevas consisten en que realmente podemos estar reconciliados con Dios. No por méritos nuestros, sino porque Dios en su gran amor tuvo compasión para con nosotros. Dios mismo en la persona de Jesucristo cumplió toda justicia divina. A los que confían en Cristo, Dios los indulta inmerecida pero completamente. “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8-9).