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La temporada de la Sociedad de Conciertos permitió al público alicantino disfrutar de la interpretación de una de las más insignes formaciones de música de cámara del mundo, el cuarteto estadounidense Emerson, fundado en el año del bicentenario (1976) de su país tomando el nombre del gran poeta Ralph Waldo Emerson.

Ante un coliseo alicantino que presentaba sus mejores galas y un aforo cercano al lleno, el Cuarteto eligió un programa íntegramente dedicado a Frank Schubert. Se trataba pues de música de tonos románticos y apasionados, en concreto los cuartetos de madurez números 13 en La menor Op 29 D804 y 14 en Re menor D810, junto con el 'Allegro assai' del incompleto "Cuarteto número 12 en Do menor".

Obras, pues, de una época atormentada del compositor, entre 1824 y 1826, aquejado por la enfermedad y la depresión. El Cuarteto Emerson resolvió con admirable maestría unas obras plenamente características de dicho período, en las que priman los cambios de ritmo bruscos, las continuas yuxtaposicines de tonos mayores y menores o las abundantes incursiones festivas, intercaladas entre pasajes auténticamente fúnebres y melancólicos, por ejemplo, ese tercer movimiento 'Minueto' de sonoridad inquietante y en el que Schubert intercaló un festivo 'Trio' en clave del tan vienés 'ländler'.

El Cuarteto Emerson brindó innumerables momentos de alta escuela técnica y conmovedora expresividad. Citaremos, ciñéndonos al célebre "Cuarteto número 14 en Re menor D810" (apodado "La muerte y la doncella" por su origen temático en un 'lied' del autor de idéntico título) las tres bellísimas entradas en solitario del violonchelista David Finckel en el primer movimiento 'Allegro', los pizzicatos en el mismo instrumento en el segundo movimiento 'Andante con moto' o los memorables saltos de la melodía entre los dos violines interpretados por Eugene Drucker y Philip Setzer en el cuarto movimiento 'Presto', una endiablada danza macabra en tempo de tarantela, con la que culminaron una velada mágica de música y sentimiento.

Contribuyeron a la excelsa sonoridad unos instrumentos que son auténticas reliquias de tiempos pasados (un Stradivarius y una viola Mantegazza). Por último, la sensación de vitalidad y dinamismo del Cuarteto Emerson se refuerza por actitudes como alternarse los dos violinistas en la parte solista o tocar de pie (salvo el violonchelsta), una decisión que mantienen desde el año 2002.

En cuanto al público, sorprendió que, en contra de lo que viene siendo habitual, los "compulsivos tosedores" se esforzaran por toser entre los distintos movimientos de las piezas (casi como si nos halláramos en el Musikverein de Viena) en vez del continuo soniquete de toses y caramelos. Desconocemos si la directiva ha enviado recientemente una circular a los socios, en vista de las últimas algarabías (e incluso acaloradas discusiones) motivadas por sectores de público que no guardan el debido silencio, o si callaban sabedores de la magnitud de los músicos sobre el escenario.

Igualmente, fue notorio (escandaloso, podríamos decir) que tanto la platea del Ayuntamiento como el palco del Patronato de Cultura estuvieran completamente vacíos, "yermos de cualquier alma". Cabe pensar que en toda la clase dirigente alicantina no existe ni una sola persona con la sensibilidad para desear presenciar un evento musical de la envergadura del programado por la Sociedad de Conciertos para este martes 11 de noviembre.

En fin, prescidamos de esas minucias y escuchemos, admiremos al Cuarteto Emerson interpretando un lírico pasaje de su concierto en Alicante: una de las cinco variaciones que componen el segundo movimiento (y corazón) 'Andante con moto' de ese monumento musical que es el "Cuarteto número 14 en Re menor D810" de Frank Schubert.

Más información (en inglés), fragmentos musicales y vídeos del Emerson String Quartet en su página web: http://www.emersonquartet.com/