
No puede aplicarse otro calificativo a los artistas invitados por la Orquesta de Valencia en esta su última visita a Alicante, fruto del convenio entre el Palau de la Música y nuestra Sociedad de Conciertos.
Los artistas en cuestión eran Lynn Farrell, violonchelista neoyorquino, y Walter Waller, a la batuta para dirigir una orquesta que en su anterior visita hace escasos meses defraudó hasta el punto de que un sector del público manifestaba que "la orquesta no había sonado" mientras otro se quejaba "de la desastrosa sección de violines".
Sí que sonó y vaya como sonó en esta ocasión la formación valenciana, dirigida por un vienés de esos que suben al atril y no dan tregua ni tiempo a respirar.
De belleza y levedad pasmosas fue su versión de las "Danzas populares rumanas SZ 68" de Bela Bartok, página de ritmo vivaz y orquestación impecable con la que iniciaron un programa formado por obras de tres de los más grandes compositores procedentes de la Europa Oriental de finales del s. XIX y principios del XX: Bartok, Shostakovich y Dvorak.
Tras la hermosa y fugaz pieza inicial, fue el turno de Lynn Farrell y su violonchelo Montagnana de 1720. Acompañados por la Orquesta, interpretaron un "Concierto para violonchelo y orquesta Número 2 en Sol M Op 126" de Shostakovich que constituye una página sorprendente dentro de la producción del compositor de San Petersburgo.
A un 'Largo' inicial característico del autor por su tema meditativo y oscuro, le siguieron dos 'Allegrettos' encadenados que muestran unos hallazgos rítmicos asombrosos en Shostakovich por su jovialidad resuelta en esos redobles de tambor a los que responde una melodía irresistible. Farrell y la Orquesta de Valencia ofrecieron una versión antológica. Anecdótica fue la intensidad con la que el violonchelista seguía las partes en solitario de la orquesta.
No bajó la guardia la Orquesta en la segunda mitad, donde ausente ya el solista de postín invitado, pero llevada en volandas por Weller desde el atril, ofreció una "Sinfonía núm 5 en Fa M Op 76" de vitalidad, dinamismo y elegancia orquestal inconmensurables. Destacaron un segundo movimiento 'Andante con motto' y un 'Finale (Allegro molto)' arrebatador.
Los rostros iluminados del público a la salida no dejaban lugar a la duda sobre la magnitud del concierto que acababan de presenciar. Como muestra, sirva esta prístina grabación, ya histórica, de un fragmento del segundo movimiento 'Allegreto' del "Concierto para violonchelo" de Shostakovich en interpretación de Lynn Farrell y la Orquesta de Valencia dirigida por Walter Weller.