
"Rigoletto", de Giuseppe Verdi
Teatro de la Ópera de Donetsk y solistas invitados
El regreso de la Ópera de Donetsk con la producción del Rigoletto de Verdi no defraudó al público que abarrotaba el Teatro Principal de Alicante. Éste contaba, además, con el añadido de poder disfrutar de solistas invitados como Venceslav Anastasov en el papel del bufón o del emergente tenor Israel Lozano como Duque.
Las voces rayaron a gran altura tanto en el plano musical como en el dramático, donde los artistas supieron darse la réplica actoral. Canto poderoso y sutil del barítono Anastasov dando forma a un patético Rigoletto, sugerente especialmente en la gran aria "Pari siamo" donde mostró más volumen y claridad de expresión en los agudos que en los graves. Conmovedores fueron sus dúos con Gilda y estremecedor el famoso enfrentamiento con los cortesanos "Povero Rigoletto", sin duda la mejor escena de la noche.
Se esperaba mucho de Israel Lozano, vencedor en el certamen Operalia. El tenor fue creciendo a lo largo de la ópera proyectando un canto inmaculado que culminó en el Acto IV donde brilló en la célebre aria "La donna e mobile" y en la entrada del famosísimo cuarteto "Bella figlia dell'amore".
Tina Gorina (fichaje de última hora) dibujó una Gilda intensa, dramática, impresionante en la sonoridad de sus agudos fortissimos. Dotada de una técnica excelente, la soprano supo transmitir la evolución de su personaje, una ingenua jovencita romántica que pasa de la grácil felicidad primaveral del Acto II hasta la tristeza de la deshonra del Acto III y el sacrificio por amor del final.
El Acto IV, con su bella puesta en escena y donde la orquesta recreaba el ambiente gótico y tormentoso ideado por Verdi, permitió disfrutar de las voces de la mezzosoprano Mariel Aguilar en el papel de Maddalena (estremecedora su defensa del Duque) y la del bajo Yuri Alexeichuk (muy apreciado en Alicante donde es asiduo) como el sicario Sparafucile.
Desde el podio, Sergio Alapont controló todas las aristas e imprimió un ritmo frenético a la orquesta (una cuarentena de músicos), principalmente en los momentos más dramáticos. Por el contrario, las cuerdas sonaron sugerentes en las escenas nocturnas y en el enfrentamiento entre Rigoletto y los cortesanos. Magnífico el contraste alegría-melancolía del oboe acompañando a Gilda en sus dos arias "Gualtier Maldé" y "Tutte le feste al tempio", así como el clarinete que dio paso a la intervención de Maddalena.
Un coro potente y pulcro, la escenografía de Carles Ortiz y unos decorados bien diferenciados en esta ocasión (graciosa eso sí la inclusión de un telón de la plaza de San Marcos de Venecia) contribuyeron a recrear la genial obra de Verdi, cumbre de la ópera romántica italiana.
En testimonio de la mágica velada, escuchemos a un estremecedor Venceslav Anastasov (Rigoletto) y el Coro y la Orquesta de la Ópera de Donetsk interpretando el célebre "Povero Rigoletto" en el Teatro Principal de Alicante.