
El Teatro Principal vistió una de sus mejores galas de esta temporada y se acercó al lleno del aforo para presenciar el concierto de la Orquesta de Cámara de Berlín, afamado conjunto camerístico invitado por la Sociedad de Conciertos de Alicante.
Interesante el programa que presentó la Orquesta, formado íntegramente por obras para orquesta de cuerda, aunque la agrupación cuenta igualmente con sección de vientos: dos de las principales partituras para orquesta de cuerdas del repertorio, la "Suite para orquesta de cuerdas" de Leos Janacek y la "Serenata para cuerdas en Mib M Op 22" de Antonin Dvorak.
Entre ambas partituras, que abrían y cerraban la velada, la Orquesta (formada por 9 violines, 2 violas, 2 violonchelos y un contrabajo) dispuso dos conciertos para solistas, en este caso para los instrumentos estrellas de los recitales camerísticos, el violín y el piano. El primero corrió a cargo de la violinista y en la actualidad directora de la Orquesta, Katrin Scholz; el segundo fue interpretado por un colaborador habitual suyo, el uzbeko Eldar Nebolsin.
Curiosamente, ambas piezas elegidas por los solistas pertenecían al período clásico vienés, en concreto a sus dos máximos exponentes, Joseph Haydn y Mozart. Del primero, pudimos escuchar el "Concierto para violín en Do M Hob VII núm. 1", el más célebre de los escritos por este compositor. De Mozart, el laureado Nebolsin ofreció una de sus obras de compromiso con los gustos del público vienés, el "Concierto para piano núm. 13 en Do M K415".
Así pues, con estos mimbres, la muy solvente Orquesta de Berlín y los solistas invitados ofrecieron un concierto de estructura simétrica (a semejanza de la partitura que lo abría) en el que dos obras paradigmáticas del período romántico nacionalista como son las piezas para orquesta de cuerda de Janacek (1877) y Dvorak (1875) flanqueaban las interpretaciones solistas de las obras clásicas.
De este modo, la velada se prestó a establecer interesantes contrastes entre la "Suite" de Janacek, más intimista merced a la presencia de los dos 'Adagio' que su inspiradora, la "Serenata" de Dvorak, obra que alterna bellos pasajes melódicos en tempo de vals con los continuos hallazgos rítmicos tomados de la tradición popular eslava.
Igualmente cumplieron Katrin Scholz al violín en el concierto de Haydn, tan hermoso como difícil de tocar, en el que destacó su interpretación de la cadenza en el segundo movimiento 'Adagio', acompañada cual reloj suizo por la orquesta; Y Nebolsin, expresivo y adornándose al piano en el concierto de Mozart, del que destacó su interpretación del 'Allegro' final.
Fue, en suma, una velada caracterizada por la más elegante música centroeuropea, emitida en delicadas y tenues pinceladas, cuyo último y colorido contraste consistió, saliéndose de la perfección simétrica del conjunto, en un vibrante movimiento del "Rodeo" del estadounidense Aaron Copland.
Escuchemos a continuación a la Orquesta de Cámara de Berlín interpretando el último movimiento 'Andante' de la "Suite para orquesta de cuerdas" de Leos Janacek en el concierto ofrecido en el Teatro Principal.