
Expectación máxima la que se generó en el Teatro Principal para asistir al recital de Krystian Zimerman dentro de la programación de la Sociedad de Conciertos.
Vestido de impecable levita y luciendo cabellos blancos que acrecentaban la elegancia de su porte, el maestro polaco se aprestó a interpretar un programa impecable en su confección: predominio de las tonalidades menores y los tempos 'Allegros' para establecer interesantes contrastes entre obras de gran empaque (una "partita" y tres sonatas) de cuatro genios de la creación musical para el teclado, cada uno con un carácter propio y originario de una época distinta (Bach, Beethoven, Mozart y Chopin).
La aproximación del pianista polaco a la "Partita núm. 2 en Do menor BWV826" de Bach fue de corte historicista, no en vano Zimerman la interpretó con la técnica y la digitación propias del clave, demostrando así las excepcionales dotes que atesora al órgano.
Efectuando un interesante aunque no muy distante salto en el tiempo, y sin más pausa que la mínima necesaria para agradecer el aplauso del público, Zimerman ofreció una muy distinta interpretación de la "Sonata en Do menor núm. 8 Op. 13 'Patética'", en la que destacó la limpieza con la que emanaban las notas en pianissimo con las que Beethoven cerró las apasionadas frases que componen esta partitura.
La segunda parte comenzó retrocediendo a la escuela vienesa, al Mozart de la "Sonata en Do M KV330", de la que Zimerman destacó los tonos graves, por ejemplo en el 'Allegro moderato', al que siguió sin pausa un brillante 'Andante cantabile'.
En un salto en el tiempo muy similar al de la primera parte, Zimerman encaró la obra polaca de la noche, la "Sonata núm 3 en Si menor Op. 58" de Frederic Chopin. A diferencia de los preludios y nocturnos, se trata de una partitura de desarrollo muy complejo, el cual no tiene nada que envidiar a los desarrollos presentes en Beethoven. Zimerman salió airoso de un 'Allegro maestoso' inicial de escritura endiablada. Al breve 'Scherzo - Molto vivace', le sigue el otro movimiento central de la obra, un 'Largo' que el pianista polaco interpretó con gran contención expresiva. Con el 'Finale - Presto non tanto', Zimerman concluyó un recital que supuso un auténtico torrente de música interpretado con la sabiduría de quien ha dedicado toda una vida al teclado y atesora una visión lúcida del espíritu de cada autor.
No obstante, el genio mostró su cualidad humana dado que, en algunos momentos (alrededor de seis ocasiones), la pulsación no fue todo lo cristalina que hubiéramos esperado, emitiendo unas vibraciones impropias del maestro que Zimerman es. Esas pulsaciones levemente defectuosas muestran el lado humano del pianista polaco, y no empañan la magistral entrega de Zimerman, quien ofreció una propina inusual entre los concertistas por su complejidad.
Así lo agradeció el público entre el que se encontraban sus admiradores incondicionales, quienes con sus aplausos y vítores obligaron al maestro a salir a saludar en repetidas ocasiones.
En homenaje a sus orígenes, escuchemos a Krystian Zimerman interpretando el 'Scherzo - Molto vivace' de la "Sonata núm 3 en Si menor Op 58" de Frederic Chopin con la que cerró su concierto en el Teatro Principal de Alicante.
Por último, respetando los deseos de la Dirección del Teatro (con quien mantenemos una excelente relación) en el sentido de no hacer ninguna foto durante el concierto por orden expresa de Zimerman, únicamente podemos mostrar una fotografía del pianista saludando al final de su intervención.