La inteligencia artificial y la robótica están redefiniendo las industrias y la interacción humana, con avances que van desde pieles robóticas ultrasensibles capaces de sentir cortes y temperatura con una sola capa de hidrogel, hasta la automatización de tareas cognitivas clave en el ámbito laboral, generando un debate crucial sobre su impacto ético y la posible repolarización del empleo.Paralelamente, la ciencia revela cómo la lectura moldea nuestro cerebro y crea nuevos circuitos neuronales, la sofisticada composición de cosméticos ancestrales como el kohl de hace casi 3.000 años, y cómo parásitos imperceptibles como Toxoplasma gondii influyen en nuestra propia personalidad, emociones y decisiones.Desde la física cuántica, que desafía la posibilidad de viajar al pasado al afirmar que la observación de un evento lo define de manera irrepetible, hasta la exploración de nuestra agencia ante influencias biológicas, estos descubrimientos expanden los límites de nuestra comprensión del universo y de nosotros mismos.Mientras tanto, la era digital nos insta a discernir la autenticidad en contenidos generados por IA, como los videos de Gemini impulsados por Veo 3, y a cuestionar arraigados mitos médicos o científicos, subrayando la importancia de la resiliencia y la regulación ante una evolución tecnológica acelerada.