Jacob alcanza un punto culminante de lucha y transformación. Tras haber engañado a su hermano Esaú y huido de su hogar, Jacob se encuentra solo y vulnerable en un lugar apartado, donde tiene un encuentro espiritual que cambiará su vida para siempre. Durante la noche, un misterioso ser se le aparece, y comienza una intensa lucha que simboliza el conflicto interior de Jacob con su propio carácter y su relación con Dios. En esta batalla, Jacob se enfrenta a sus miedos, sus errores pasados y, finalmente, a la voluntad divina.