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Serbia es un país ubicado en el sureste de Europa, en la península balcánica, sin salida al mar pero estratégicamente situado entre Europa Central y el Mediterráneo. Su capital es Belgrado, una de las ciudades más antiguas del continente, con una historia que se remonta a más de siete mil años. Serbia ha sido testigo de importantes momentos históricos, desde el Imperio Romano y el Imperio Otomano hasta las guerras yugoslavas del siglo XX.

Durante gran parte del siglo XX, Serbia formó parte de Yugoslavia, primero como uno de sus reinos y luego como una de sus repúblicas socialistas. Tras la desintegración de Yugoslavia en los años noventa, Serbia pasó por conflictos armados, sanciones internacionales y una profunda crisis económica. En 2006 se convirtió en un Estado independiente tras la separación pacífica con Montenegro. Dos años después, en 2008, Kosovo proclamó su independencia, lo que Serbia no reconoce, generando una disputa aún activa en la escena internacional.

Hoy en día, Serbia es una república parlamentaria con aspiraciones de ingresar en la Unión Europea. Su economía está en desarrollo, basada en la industria, la agricultura, la tecnología y el turismo. La cultura serbia mezcla tradiciones ortodoxas, eslavas y otomanas, y es especialmente conocida por su música folclórica, sus festivales y su gastronomía.

A pesar de los retos históricos y políticos, Serbia sigue siendo un país con una fuerte identidad nacional, una rica herencia cultural y un papel relevante en los Balcanes y Europa del Este.


Serbia es un país ubicado en el sureste de Europa, en la península balcánica, sin salida al mar pero estratégicamente situado entre Europa Central y el Mediterráneo. Su capital es Belgrado, una de las ciudades más antiguas del continente, con una historia que se remonta a más de siete mil años. Serbia ha sido testigo de importantes momentos históricos, desde el Imperio Romano y el Imperio Otomano hasta las guerras yugoslavas del siglo XX.

Durante gran parte del siglo XX, Serbia formó parte de Yugoslavia, primero como uno de sus reinos y luego como una de sus repúblicas socialistas. Tras la desintegración de Yugoslavia en los años noventa, Serbia pasó por conflictos armados, sanciones internacionales y una profunda crisis económica. En 2006 se convirtió en un Estado independiente tras la separación pacífica con Montenegro. Dos años después, en 2008, Kosovo proclamó su independencia, lo que Serbia no reconoce, generando una disputa aún activa en la escena internacional.

Hoy en día, Serbia es una república parlamentaria con aspiraciones de ingresar en la Unión Europea. Su economía está en desarrollo, basada en la industria, la agricultura, la tecnología y el turismo. La cultura serbia mezcla tradiciones ortodoxas, eslavas y otomanas, y es especialmente conocida por su música folclórica, sus festivales y su gastronomía.

A pesar de los retos históricos y políticos, Serbia sigue siendo un país con una fuerte identidad nacional, una rica herencia cultural y un papel relevante en los Balcanes y Europa del Este.