En esta reflexión breve, exploramos cómo aferrarnos a nuestra propia percepción como la única verdad puede desconectarnos de lo divino. Hablamos sobre cómo una mente cerrada limita nuestra capacidad de ser conscientes de las bendiciones espirituales que nos rodean. Acompáñanos en este espacio para abrir la mente y permitir que lo divino fluya en nuestras vidas.