Si somos sinceros, diríamos que la cosa que más hace que otros se fijen en el evangelio, es una vida cambiada. Una vida cambiada es algo en que todos se tienen que fijar, sea para el bien o para el mal.
1 Corintios 2:14 dice, “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.” El hombre natural (el que no ha recibido a Jesús como Salvador), no puede entender cosas espirituales. De hecho, son locura para él. Esto es así, porque la persona no ha nacido espiritualmente.
Lo importante de comprender esta verdad, es que vamos a realizar que nosotros, tendremos que presentar asuntos espirituales de una manera que el mundo pueda comprender. Y lo único que el mundo comprende, es lo físico o material. O sea, que nosotros vamos a tener que mostrarles físicamente, lo que somos espiritualmente. Esto no será fácil, pero es lo único que podemos hacer.
Existen dos clases de personas en nuestro mundo hoy: Creyentes e Incrédulos. Nosotros tenemos que convivir y ayudar a ambos grupos, y la forma en que convivimos con ellos, va a afectar el cuadro o la imagen proyectada en sus mentes. La imagen que nosotros queremos proyectar es una imagen de ánimo y entrega al Señor. De esta manera nos verán y podrán ver (materialmente), lo espiritual en nosotros. Y esta imagen nos servirá para engrandecer el Reino de nuestro Señor. Verán a Jesús en nosotros, y ese es el deseo de todo discípulo.