Artículo del profesor Jorge Ángel Livraga aparecido en la revista Nueva Acrópolis de España nº111, mes de diciembre de 1983.
Voz: Juan Carlos Rodero
"El hombre, desde las épocas más remotas que puede alcanzar nuestro actual grado de investigación, hizo de la caza una de sus actividades primordiales. Los grupos humanos, hoy tenidos por primitivos –pero que cabe la posibilidad razonable de que fuesen restos degenerados de otras civilizaciones, que habiendo cumplido su ciclo biológico hubiesen quedado sepultadas bajo el olvido apenas paliado por las fuentes tradicionales que nos hablan de una Atlántida o una Lemuria– cazaron animales y hasta hombres de otros grupos étnicos, para procurarse la imprescindible alimentación rica en proteínas y calorías que exigían periodos gélidos, glaciaciones o la simple supervivencia a que obliga el instinto de conservación... Hoy todo ha cambiado y el llamado deporte de la caza no pasa de ser un juego cruel, desproporcionado, inútil, contra esos hermanos menores, bellos y ágiles, con sorprendentes costumbres hogareñas y de sacrificio paternal, que son los animales..."