En ocasiones hemos echado un volado para decidir ciertas cuestiones, pero esa no puede ser la manera ordinaria para decidir, para vivir nuestra vida. Entonces, ¿en qué hemos de apoyarnos para decidir? En la verdad y en el amor, especialmente en el amor de Dios que es razonable y al mismo tiempo más sabio. Hemos de luchar por defender la convicción que Dios nos ama siempre y acoger su confianza.