El Señor nos llama a purificar y perfeccionar por la cruz y resurrección de Cristo todas las actividades humanas, las cuales, a causa de la soberbia y del egoísmo, corren diario peligro. Para ello necesitamos escuchar a Dios en nuestra oración diaria.
Empecémosla elevando nuestras alabanzas con las laudes del día de hoy.