Queridos hermanos: mañana ya es Pentecostés, es decir, culmina las cincuentena de Pascua. Pero no culmina la necesidad de celebrar que Cristo vive, que ha resucitado, que está siempre con nosotros y que nos ha ganado la vida eterna. Y no hay mejor fecha para celebrar esta Solemnidad, que la fiesta del Espíritu Santo; el mismo Jesús nos dijo que nos lo enviaría y la Iglesia se ha separado una Solemnidad tan importante, para recordar la efusión del Espíritu Santo sobre los Apóstoles, que al recibirlo, estuvieron por fin capacitados para seguir a Cristo hasta el confín de la tierra y hasta las últimas consecuencias. Pidamos en nuestra oración de hoy, la gracia de poder preparar nuestro corazón para recibir también el día de mañana la renovación del Espíritu Santo en nuestras vidas.