Las conciencias de las células, han logrado transferirse genéticamente desde hace cientos de miles, de millones de años. Nosotros creemos que somos inmorales. A ese nivel (celular), a esa etapa vibratoria y energética, en realidad, lo somos, pero no al nivel integral, total, del cuerpo humano. Acá, así como estamos ahora, lo más que podemos aproximarnos a esa inmortalidad es lograr una máxima relajación corporal, o nerviosa.