Lo que Jesús dijo, hizo y mandó que nosotros hiciésemos, cuando instituyó la Pascua del Nuevo Pacto en su sangre, y sus palabras y sufrimiento hasta que murió en la cruz para llevarnos a todos los seres humanos a él (Juan 12:32). Os animo a todos a participar de esta gran rememoración teniendo pan y vino preparados para participar.
En el antiguo Israel, lo que protegió a los primogénitos de Israel, del ángel exterminador, fue la sangre del cordero sacrificado por cada familia con la que pintaron los dinteles de sus casas. Cristo Jesús nos ha cubierto con su sangre preciosa. ¿Imagínate la protección que puede significar eso no solo para el pecado, sino también para el coronavirus, si seguimos las instrucciones del confinamiento, de la higiene y la protección señaladas? Feliz Pascua. ¡Cristo vive y nosotros, si creemos, con Él!