Puede que algunos de nosotros nos hagamos la pregunta alguna vez: ¿Me ha rechazado Dios? Después de todo, hay veces que me he alejado, he recorrido un camino diferente, he sido más mundano que justo, no he buscado a Dios, etc. Pablo nos da una respuesta enfática: “¡No, de ninguna manea!”. Este mensaje muestra qué significa esa respuesta para ti.