¿Alguna vez te has sentido tentado a evitar a las personas en “el mundo”? Jesús se revistió de carne humana y se hizo uno de nosotros. No tuvo miedo de contagiarse de nuestra corrupción. Más bien, fuimos nosotros los que nos impregnamos de su olor santo, de su justicia, integridad y luz. De hecho, el apóstol Pablo nos dice que "somos luz en el Señor” ¿Entonces, que significa eso para nosotros? ¿Cómo se supone que debemos involucrarnos con aquellos que están viviendo de manera espiritualmente dañina sin imitarlos, sino llevarles el mensaje de la luz en el Señor? La CIG te invita a que escuches el mensaje titulado “SED LUZ”, en el que, de forma expositiva, tratamos de contestar a esas importantes preguntas a la luz de la Palabra de Dios, iluminada por el Espíritu Santo. ¡Bendiciones y que te aproveche!
