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Alberto Fernández se encontrará en pocos días en una de las peores situaciones en las que puede estar un jefe de Estado. El Presidente, cuando se conozcan más las consecuencias tan devastadoras como inevitables que el coronavirus irá dejando a su paso por Argentina, tendrá que decidir quiénes son los que perderán poco, los que perderán bastante y los que perderán mucho. Lo sabe el Gobierno, la clase política, los empresarEl FMI ya le comunicó a Alberto Fernández, que está dispuesto a habilitar el dinero que el país tiene disponible como socio del organismo, y que se ubicaría entre los 1.500 y los 1.750 millones de dólares. Sin embargo, Kristalina Georgieva está dispuesta a ir aún más allá. La directora gerente del Fondo está dispuesta a analizar la posibilidad de liberar más dinero para el país ante la crisis; dentro de los programas denominados derechos Especiales de Giro (DEG) que mantiene el organismo, y que le permiten duplicar la cifra permitida. Serían entre u$s3.000 y u$s3.500 millones finales; de los que el país podría disponer sin restricciones y con el uso que considere conveniente, pero dentro de la emergencia. Como además quedan sin haberse ejecutado otros 1.500 millones del Stand By vigente (ya están contabilizados en el BCRA), el dinero disponible desde el FMI para los próximo meses se acercaría a los u$s5.000 millones. La cifra ayudaría a una misión clave para el ministerio de Hacienda de Martín Guzmán: como forman parte de las reservas del BCRA, también podrían utilizarse para enfrentar los vencimientos de mayo, que incluyen unos 1.300 millones de dólares en deuda privada con jurisdicción internacional. En mayo hay otro vencimiento acumulado como parte del acuerdo con el Club de París, que serán renegociados por Guzmán para no tener que liquidarlos en los próximos meses. Y menos a una tasa del 8% anual, heredada de la administración Macri por no haber pagado durante el 2020. Lo cierto es que si el Gobierno utilizara el dinero del FMI para cubrir los vencimientos de mayo, Economía ganaría hasta junio para comenzar una renegociación con los acreedores privados; sabiendo que en medio de la tormenta actual, donde no se puede saber dónde está parado hoy el país ni mucho menos dónde lo estará en meses luego que pase el tsunami, lo mejor será postergar las negociaciones ya aguardar días más tranquilos. La información que maneja el Gobierno es que los acreedores están hoy en otros temas más complejos como sobrevivir, como para detenerse en lo que proponga este complejo y desprolijo país. Si la presentación de la oferta se pospone y se concreta se decidirá en Olivos en horas.