Se confirmó en las últimas horas que el oficialismo avanzará en un impuesto especial y extraordinario, justificado por las circunstancias, a quienes aceptaron en 2016 ingresar en el blanqueo más ambicioso y exitoso de la historia tributaria argentina. Si se trata de una amenaza ante el conflicto desatado entre el Ejecutivo y parte de la clase empresaria argentina, se trataría de un señalamiento inútil y de la necesidad de una recomendación de más reflexión al momento de analizar castigos.
Si, por el contrario, se trata de una idea concreta que está a punto de convertirse en una realidad, será el primer error económico del Gobierno de Alberto Fernández durante la crisis. Quienes en su momento aceptaron ese blanqueo no fueron enemigos de la patria, sino simplemente, y en la mayoría de los casos, argentinos y residentes extranjeros en el país que en un momento, equivocados o no por las circunstancias, confiaron en la buena fe del gobierno de entonces y aceptaron apostar sus divisas por el futuro de la Argentina.