Dios te ha bendecido para que puedas bendecir a otros. Una vez que hemos sido transformados por el Evangelio del Reino de Dios, tenemos la responsabilidad de asegurarnos que esto le suceda a los demás. Pues a medida que navegamos a través de esta caótica vida, estamos a salvo y seguros en las manos del Señor, y ante esta promesa, debemos estar dispuestos a lanzar un salvavidas a otras personas que lo necesitan.