En ese difícil momento tienes la opción de darle la espalda a Dios e inculparle, o la opción de lograr verle con más claridad por la manera gloriosa en que él se mostró en ese proceso. Que las pruebas de la vida sean un puente para acercarnos al Señor, que podamos poner nuestros ojos en él y Su gran majestad.