La prolongación de la crisis política tiende un manto de incertidumbre sobre la economía. Si la comunidad internacional desconoce el resultado, se repetirá otro período presidencial signado por sanciones económicas y aislamiento internacional. La tensión diplomática repercutirá sobre el comercio exterior y las inversiones extranjeras. Si no se resuelve el conflicto político reaparecerán los desequilibrios macroeconómicos, la actividad económica se estancará y el país puede caer de nuevo en una profunda y prolongada recesión económica que recrudecerá la migración.