En México la participación y la representación política de las mujeres ha sido un tema de análisis constante, ya que aunque vivimos en una sociedad donde más de la mitad de sus habitantes son mujeres, aún no llegamos a una democracia representativa.
Las mujeres mexicanas continuamos enfrentando obstáculos para ser candidatas, representantes electas y para ejercer los cargos para los cuales resultamos elegidas o designadas, los cuales afectan nuestra participación política como la representación igualitaria en las instituciones.
En la actualidad no basta con que se garantice la integración paritaria con un mínimo, sino que se debe de garantizar el derecho de las mujeres a acceder a los más alto cargos de representación de nuestro país.
La tarea no debe ser solamente adoptar y aplicar la cuota de género, sino que exista un verdadero interés por promover la igualdad política entre los géneros, con la finalidad de potenciar las capacidades y el liderazgo de las mujer desarrollando estrategias para conseguir cambios efectivos desde un enfoque de género.
La violencia ejercida contra nosotras las mujeres debido a la desvaloración social y cultura es un tema preocupante en nuestro país y nuestro estado, y aunque se han ido tomando medidas para protegerlas y cambiar nuestro panorama social, falta recorrer un camino aun largo.
El que nosotras como mujeres nos posicionemos en cargos políticos es de vital importancia para ir construyendo una vida política más democrática, inclusiva, alejada de la discriminación y el menosprecio.
Sin lugar a duda, la violencia política en razón de género cada día se hace más visible socialemente, hay mucho camino que recorrer para disminuir la violencia hacia nosotras las mujeres; todos los sectores de la sociedad tienen que trabajar en conjunto para poder ofrecerle a las nuevas generaciones y las actuales mejores condiciones de vida y sobre todo menos violencia.
Sin lugar a duda, hoy las mujeres somos motivo de cambio.