Somos energía, y la energía vibra. Estamos continuamente vibrando junto a todo lo que existe en el Universo.
Si nuestra energía se proyecta de manera positiva hacia el exterior y hacia nosotros mismo, lo que conseguimos es vibrar en una frecuencia positiva.
Es decir, si nos quejamos todo el día crearemos situaciones que nos mantienen en el malestar y el pesar.
Si, en cambio, lo que proyectamos con nuestros pensamientos y palabras son imágenes positivas de nosotros mismos y de lo que nos rodea, será eso lo que crearemos para nuestro camino.