Fue el torneo del «fútbol total», un escaparate para los formidables Johan Cruyff y Franz Beckenbauer, que acapararon los focos en ausencia de Pelé. Ambos lideraron a sus respectivas selecciones, Países Bajos y República Federal de Alemania, hasta la final que se disputó en Múnich el 7 de julio de 1974.