Soy Eduardo Aníbal Serrano. Nací en Tucumán en 1953.
Egresé del Gymnasium Universitario y comencé las carreras de Historia y Filosofía, ambas en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Tucumán en la cual me desempeñé como presidente del Centro de Estudiantes.
Me casé con Cristina Aráoz, y nuestra hija Carla nació en septiembre de 1976.
Ese año yo trabajaba en Buenos Aires, en el Instituto ILVEM de lectura veloz y bachillerato para adultos. Con el tiempo se supo que los dueños de este instituto, eran informantes de la Marina.
El 26 de Octubre, a media mañana recibo el llamado de un amigo y compañero de trabajo, Robert Boudet, quien me pide que nos encontremos a tomar un café en la Confitería El Molino, de Av. Callao y Rivadavia. Yo desconocía que Robert había sido secuestrado dos días antes, en la noche del 24 de Octubre. Fue una trampa aquel llamado.
Según testigos presenciales, fue un operativo conjunto de la Marina y el Ejército, había muchos hombres fuertemente armados y vestidos de civil. Al rato, otro compañero de ILVEM, me ve dentro de un Ford Falcon verde.
Tiempo después, mi familia supo que me llevaron al Centro de exterminio, el Arsenal Miguel de Azcuénaga de Tucumán. Allí fui torturado tanto que perdí un ojo y un brazo. Un médico del Ejército, Rodríguez, le hace saber a mi suegro que yo estaba vivo en esos tiempos.
En Julio de 1978, cuando todavía era el mundial de fútbol, un militar le comunica a un familiar de mi mujer que mi expediente había desaparecido... eso significaba que me podían haber trasladado a un centro de máxima seguridad. Mi familia no entendió que, en la jerga de los asesinos, aquello significaba la muerte.
Cristina, mi mujer; Carla, mi hija a la que disfruté sólo 42 días y demás familiares, aún siguen esperando que me encuentren.
Memoria, Verdad y Justicia.
#30MilSomosTodxs.