La oración es la elevación de la mente hacia aquello que deseamos. A muchos de nosotros, desde muy pequeñitos, se nos enseñó a conectar con algo más grande a través de la plegaria, independientemente del credo al que perteneciéramos, aprendimos de nuestros mayores que había energías en otros planos disponibles para acompañarnos, cuidarnos y ayudarnos cuando nos encontráramos en apuros.
Hoy me parece una gran oportunidad para que platiquemos de esto y reconectemos con esa poderosa fuerza que encierra esta práctica.