Hebreos 5:1-7 describe el papel de los sumos sacerdotes en la tradición judía, quienes son elegidos entre los hombres para representar al pueblo y ofrecer sacrificios por los pecados. Se destaca que estos sacerdotes son compasivos porque también son débiles y pecadores, por lo que deben ofrecer sacrificios tanto por sí mismos como por el pueblo. Luego se menciona que Cristo no se glorificó a sí mismo para ser sacerdote, sino que fue nombrado por Dios. A través de sus sufrimientos y oraciones, demostró obediencia y reverencia, lo que lo calificó como el perfecto sumo sacerdote.