¿En qué pensamos cuando hablamos de un científico?
¿Pueden y deben los objetivos de la ciencia ser ajenos a la política?
A través de los siglos pasados se construyó una percepción popular sobre la ciencia en donde parecen persistir concepciones y mitos que, hoy en día, parecen obsoletos y fuera de contexto. La imagen del científico se ha romantizado, como la de un abnegado que le apostó su vida al descubrimiento de las verdades fundamentales por valor y virtud de dicha verdad. Inocente, inofensivo y apolítico, cual si fuera solo el medio por el cual la naturaleza le habla al hombre de a pie. O quizá como la del ermitaño, que ha rechazado la banalidad del mundo exterior, y se refugia en soledad en su estudio o laboratorio. ¿Hasta dónde llega el mito y qué tan bien se traduce a la realidad?
El ideal del científico se ha ido modificando y resulta fundamental que las sociedades se cuestionen el rol de sus intelectuales dentro de ella. Especialmente en la actualidad, pareciera que los científicos deben tomar un papel preponderante dentro de este grupo, ya que su impacto en el mundo material ha convertido a la ciencia en un mecanismo para incrementar el poder de terceros. ¿Cómo podemos repensar de forma crítica la vocación científica? Acompáñenos en esta discusión donde nos planteamos estas y otras preguntas.
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