Referenciando al libro sobre el rodaje de la película, escrito por Selva Almada, aquella imagen es bastante potente. El mono no se encuentra en la película de Lucrecia Martel, sino en el libro de Antonio Di Benedetto al inicio: "Con su pequeña ola y sus remolinos, sin salida, iba y venía, con precisión, un mono muerto (...) El agua, ante el bosque, fue siempre una invitación al viaje, que el no hizo hasta ser mono, sino cadáver de mono. El agua quería llevárselo y lo llevaba, pero se le enredó entre los palos del muelle decrépito y ahí estaba él, por irse y no, y ahí estábamos."
Este magnífico párrafo puede vincularse con el final de la película (*SPOILER ALERT*): Zama cruza el río no como el mono, pero muy cercano a su estado -casi muerto-. Sin querer decir mucho más, e invitando a la escucha, en este capítulo haré hincapié en como se desarrolla la subjetividad en la película, mediante el sonido y la fotografía.